¿Sientes que no logras lo que te propones? ¿Avanzas en piloto automático o te guías por los pasos que siguen los demás? Quizás estás tomando un camino incorrecto para ti. A todos nos ha pasado, pero como te contamos en este artículo, puedes dar vuelta esta situación si empiezas por el paso número uno, definir tu misión personal.
Sí, es de los más difíciles, pero en palabras del reconocido speaker, Stephen Covey (el Sócrates americano para algunos) tener una misión personal clara es una de las inversiones más importantes que puedes hacer. ¿Y cómo comenzar con esto? Acá te contamos del hábito principal para cambiar la manera en que te organizas.
Hábito #1: Construir una misión personal para guiarte
Tener una misión personal significa descubrir, explicitar y recordar cuáles son tus objetivos más importantes en la vida. No solo lo pienses y los dejes en una idea abstracta en tu cerebro. Ponlo en palabras específicas, en imágenes, en un mapa conceptual al que puedas volver y ojalá visualizar todos los días. Para que así cada mañana, o cada vez que debas tomar una decisión importante, vuelvas a revisar tu misión y puedas analizar si eso que estás decidiendo priorizar va de la mano con tus metas a mediano y largo plazo.
La idea es que puedas llegar a una frase o enunciado que contenga los objetivos más importantes en tu vida, qué tipo de persona deseas ser y cuál es el legado que quieres dejar (cómo quieres que te recuerden). Hacia dónde te proyectas según tus valores y prioridades.
Invertir tiempo en descubrir, explicitar y recordar tu misión personal, es una gran forma de conocerte a ti mism@ y te facilita miles de decisiones. Definir tu norte, cambia completamente cómo decides y permite tener criterios claros para guiarte.
La misión personal surge de nosotros y conecta 100% con nuestras energías, es una fuente inagotable de ganas, motivación y productividad.
Puede tener ajustes a través del tiempo, pero debe ser algo que puedas revisar constantemente, que no te canse ni deje de servir, es una expresión de quiénes somos y qué queremos. La misión personal te sostiene en los momentos difíciles y de duda. Es un papiro, que puede ser la fuente de resolución de todas tus inquietudes o inseguridades.
Te hace tomar consciencia, te saca pesos y excusas, te da luz en los malos momentos. La misión personal te apura (de buena manera) y te hace consciente que todos somos finitos en cuanto al legado que queremos dejar y el tiempo que tenemos.
¿Por qué es tan importante definir nuestra misión personal?
- Te mantiene motivado: muchas personas recurren a videos o frases motivacionales esos días que no despiertan con las ganas suficientes para realizar lo que tienen que hacer. Pero esos remedios son solo una solución temporal que no arregla el problema de fondo.
- Ayuda a organizarte y obtener resultados: una organización que trae resultados se basa en enfocarse hacia tus objetivos principales y no es posible saberlos si no tienes claridad sobre tu misión personal.
- Mejora nuestras relaciones personales y profesionales: conocer tu misión personal significa que por fin tomamos consciencia de que tenemos algo único que aportar y que no es nuestro objetivo hacer todo. Ambas ideas son la base para que trabajar con otros se vuelva sencillo. Al conocer tu aporte específico, sientes más confianza y valoras más lo que otros hacen.
“Al descubrir y volver a nuestra misión personal estamos generando una solución real al problema de la motivación, porque implica encontrar un propósito personal único y permanente”, Super Hábitos.
¿Cómo crear tu misión personal?
- Dedícale tiempo: agenda bloques de horario todas las semanas para trabajar en tu misión personal. Nunca se logra algo si no se le dedica tiempo.
- Brainstorming: ejercicios para sacar a relucir lo esencial. Generar ideas. Hay que romper lo que otros quieren de ti y descubrir lo que tú realmente quieres, lo que tú buscas, lo que es más importante para ti. Aquí debes escribir lo primero que se te venga a la cabeza para después procesar las ideas y convertirlas en un borrador.
- Primer borrador: revisa todas esas ideas que aparecieron en tu brainstorming y conviertelas en un primer borrador. Vas a encontrar cosas en común entre las respuestas, patrones, principios, ideas, valores. Los más importantes por lo general son los que se repiten más veces. Una vez resumidos, siéntate a escribir un párrafo.
- Feedback y ajustes: Una vez que se llega a ese párrafo, hay que usarlo, pulirlo y tenerlo siempre accesible. Da lo mismo el formato siempre que esté en un lugar al que podamos volver todos los días con facilidad. Hay que usarla para tomar decisiones y siempre puedes agregar o sacar cosas. No es algo estático que pensamos una vez y no volvemos a cambiar. A medida que nos conocemos más, la misión personal va a ir mutando, es natural. Cada vez va a ir apareciendo con mayor claridad. Sabiendo lo que quieres realmente, puedes encontrar tu motivación y tu norte. Va a tener un impacto invaluable en toda tu vida.
«Crear e integrar una declaración de misión personal empoderadora es una de las inversiones más importantes que podemos hacer», Stephen Covey.
Tu misión personal es algo moldeable y que se va puliendo de a poco. Nace cuando te desligas del “qué quieren los demás de mí”, y lo cambias por: “qué quiero yo para mí”. Cada vez que reconocemos más principios, creencias o valores que resuenan dentro de nosotros, se va formando nuestra misión.
No tiene que ser un poema ni algo que te puedas tatuar. La idea es llegar a un párrafo que plasme la mayoría de las ideas que más resuenan contigo: lo que creo, lo que valoro y lo que quiero lograr.
La base de la productividad
Tener claro qué quieres hacer con tu vida es la piedra angular sobre dónde se asienta todo. El problema es que no es cómodo hacernos esas preguntas. De hecho, al principio puede ser abrumador y estresante, por lo que, en el siguiente link te dejamos una lista de preguntas que te pueden ayudar a encontrar la claridad.
Es muy fácil caer en el piloto automático o hacer lo que nos hicieron creer que teníamos que hacer. Esto es un momento de reset (reinicio) fuerte, puedes tomar lo que te sirve y lo que no te sirve se bota.
Cuando uno hace cosas que no van con nuestros principios o nosotros mismos, nos desgastamos, trabajamos de mala manera y todo nuestro día a día empeora. Al tener tus prioridades claras, al tener jerarquías establecidas, es más fácil tomar decisiones. Porque una vez definas hacia donde quieres ir, dejarás de sentirte a la deriva y tendrás un rumbo claro.
“Tu enunciado de misión se convierte en tu constitución, una expresión sólida de tu punto de vista y tus valores. Pasa a ser el criterio con el que se miden todas las otras cosas de tu vida”, Stephen Covey, en Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva.
Una vez que tienes claramente definida tu misión personal es tiempo de aterrizar tus planes y definir cómo te gustaría verte en 5 o 10 años más. Acá aparece nuestra visión personal, el hábito #2: aclarar la visión a mediano plazo.
Para saber más de esto y cambiar la forma en que organizas tu tiempo, dirígete al siguiente link.
Esperamos que este proceso sea de gran impacto y valor en tu vida, para que en el día a día tengas una fuente de motivación clara para ir por tus objetivos.